Que queremos decir cuando decimos "quiero ser feliz"

La felicidad es, a la vez, tierra de nadie y objetivo común. Tradicionalmente se han ocupado de ella filósofos y poetas. Intentamos buscarla, pero tiene algo que nos invita a preguntarnos: ¿Qué diablos es la felicidad?

         La felicidad es algo que todos buscan, pero pocos afirman haber encontrado. Hay quien asegura que algún duendecillo decidió enconderla en el único lugar donde a los hombres nunca se le ocurriría buscar: en su interior.

         Podríamos preguntarnos como vivían aquellos filósofos y poetas de la antigüedad de nosotros. ¿Eran más felices que el hombre y la mujer de hoy? ¿Les era fácil encontrar dicha felicidad? Hoy, ¿es posible vivir en estado permanente de felicidad? Preguntas que no logramos responder, pero si ver las diferencias existentes entre aquellos gigantes de la filosofía y los humanos de hoy.

         Séneca se refería a una oscuridad que cegaba a quien hurgaba en la felicidad, ahora es posible afirmar que el alba está despuntando. Hoy en día existen muchos estudios sobre este tema de la felicidad. Seligman empezó a hablar de felicidad de una manera sería, y entre otros abrieron la puerta de la ciencia al estudio del “bienestar”.

         La expresión bienestar es lo que muchos de estos autores lo llamaban felicidad. Para ellos el bienestar incluía:

  • Felicidad,
  • satisfacción vital,
  • satisfacción laboral,
  • sentimientos positivos, y
  • ausencia de sentimos negativos.

Cuando se profundiza en estos aspectos, enseguida se puede diferenciar entre la felicidad individual momentánea y la felicidad duradera. En ocasiones confundimos la felicidad con el sentirnos a gusto. El sentirnos a gusto está relacionado con todo aquello que sentimos de piel hacia fuera, es decir, las cosas, los buenos amigos, las buenas relaciones, etc. Mientras que la felicidad es aquello que experimentamos de piel hacia dentro, es decir, lo que nos produce en nuestro mundo interior con todos aquellos aspectos que nos producen bienestar.

Con este concepto, podemos decir, que la felicidad realmente se elabora en nuestro mundo interior, es decir, en como interpretamos con aquello que observamos en el mundo exterior. La felicidad es algo que sale hacia el exterior, y los estímulos exteriores nos hacen sentirnos a gusto, pero no son los protagonistas de la felicidad.

Aristóteles observó una visión alternativa y parte de la idea que la felicidad es “eudaimonia”. Esta sería la felicidad de la persona que le llega de la realización de sus cualidades inherentes o de su verdadero potencial. Esto sería el reconocimiento de que todo ser humano llevamos incorporados, los valores más profundos cuando se viven con libertad, responsabilidad y autenticidad.

Es más, vivir la vida desde esta perspectiva de bienestar y felicidad, es una fuente de crecimiento personal y sobre todo de salud tanto física como emocionalmente. Somos enanos a hombros de aquellos gigantes filosóficos de la antigüedad. Hoy en día, nos apoyamos en ellos, pero la perspectiva del horizonte es más amplia en nuestra forma de vivir tanto con la aceptación de una vida positiva como la forma de aceptar aquellas cosas que no podemos cambiar.  

Hace años Martín Seligman, padre de la Psicología Positiva, estudio la felicidad e incluso estableció una fórmula con los componentes básicos para conseguirla de manera duradera. Esta fórmula es F = R + C + V. Es decir, la Felicidad duradera equivale a un rango fijo de felicidad (R) junto con las circunstancias de la vida (C) y los factores que dependen de la propia voluntad (V). Traducido significa que tenemos una componente genética que determina lo felices que podemos llegar a ser, nuestro “termostato de la felicidad”. Implica que estamos influenciados por las circunstancias que nos rodean, pero, sobre todo, que podemos cambiar nuestra actitud ante la vida a través de las decisiones que tomamos en nuestro día a día.

Dar las gracias, saber perdonar, ser altruistas, vivir el presente, simplificar nuestra vida, cuidar de uno mismo son elecciones que podemos hacer a nivel individual y que nos harán más felices y, ya sabes, la felicidad puede ser muy contagiosa. Años después el propio Seligman reformuló su teoría y entendió la felicidad como una emoción positiva que conecta con la satisfacción vital. En su lugar estudió el concepto de bienestar psicológico que implica el desarrollo de:

  1. Las emociones positivas
  2. Las buenas relaciones.
  3. Disfrutar de los logros.
  4. Realizar actividades de “fluir”, donde el tiempo se pasa volando.
  5. Buscar ocupaciones que den un sentido y que estén al servicio de algo más elevado de uno mismo.

Miguel Cuartero

 Orientador Familiar. Formado en Logoterapia por Asociación Española de Logoterapia – Madrid

Asociación Viktor Frankl Región de Murcia

Correo electrónico: murcia@viktorfranklregiondemurcia.org

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